domingo, 4 de mayo de 2008

Último beso 
Mágicamente en tan solo un instante donde las horas se congelaron, un remolino místico de hojas otoñales revolucionaron aquel lugar. Las delicadas gotas del cielo cayeron y desorientaron todo mi espíritu.
Se condimentó con un abrazo desconocido; exigido, necesario y una simultaneidad de risas que extasiaron a todos los presentes.
una vibra fuera de lo común.
inesperado, como aquello que buscábamos sin saberlo.