

Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo.

Amo aquel cuya alma se disipa, que no pide gratitud y no devuelve; pues siempre se da entero
Amo al que cuando lo favorece la suerte de los dados, pregunta avergonzado: "Seré un jugador tramposo?"